¿Has tenido a tu lado alguna vez a esa clase de persona a la que todo lo parece bien y casualmente sea cual sea tu pasión te apoyará?
¡Felicidades! Conoces a un queda-bien.
Cosas que hará esta clase:
—Aprecia las cosas que haces de palabra pero jamás dará su apoyo con actos. Por ejemplo: como me gustan tus dibujos y nunca te pedirá uno.
—Nunca discute en público. Esta característica es muy importante porque un queda-bien suele serlo contigo y con el resto, por lo tanto no puede dar una opinión firme ante mucha gente a fin de poder seguir haciendo como si tu opinión fuera parecida o prácticamente igual a la tuya.
—Es victimista. El queda-bien solo conoce esa forma de vida y se ofende mucho cuando insinúan que lo es. Así sigue, como no, quedando bien
—Acusa a otra gente de ser queda-bien, porque al parecer si dices un adjetivo como descalificativo es como algo que tú jamás harías, pero sí, lo hacen
—Acaban haciendo daño; esta última característica es importante porque tú no te darás cuenta de que clase de persona es hasta que te encariñes, porque sentirás que…sois parecidos, que te apoya, que es pacifista y sensible pero…
¡Cuidado, sólo es un queda bien!
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Cuando el cansancio acecha
El cansancio en una pareja es algo que no tiene reverso, no hay más caras de la moneda; Habrá quien diga que “se vuelve a nacer como pareja” que “han revivido el fuego del amor” pero no es más que alargar lo inevitable por miedo a la soledad.
Muchas veces llegamos a ese punto en el que sabes que no eres feliz pero tu cabeza, sí, tu cabeza y no tu corazón te dice “¿Y qué vas a hacer sin él?” y la realidad es que no sabes vivir sin él pero no por una sensación de vació emocional que sería lo lógico si lo amas, sino por una sensación de desajuste en tu estabilidad
¿Qué he de hacer entonces? Pues vivir, tú, tú por encima del resto; No hay que sentir culpabilidad, esa que aparece cuando sin motivo aparente te sientes cansada de alguien, porque realmente no le haces ningún favor a la otra persona. Acabaréis por machacaros, poco a poco hasta que digáis “era lo mejor para los dos” ¿Por qué no llegar a esa conclusión antes? Porque uno de los dos siempre sigue enamorado cuando el otro se ha cansado y aunque le propongas una ruptura amistosa no se da el caso, en vez de eso decide sacar todo lo que cuidadosamente habíais metido en “el cajón de mierda” y tirártelo a la cara.
Entonces llega la soledad….La persona que estaba en tu vida y has “echado” de ella ha dado su último portazo y no os queda más que decir. Te sientes entonces vacía y culpable. Llega la noche y te acurrucas, de nuevo estás sola, y casualmente esa noche hace frío y te replanteas tu decisión. Lloras porque no sabes si encontraras a alguien que te quiera como él y ya ni siquiera sabes si sabes lo que el amor. Te levantas a las tantas y pareces una muñeca de trapo y entonces llega ese momento, ese momento crucial, en el que necesitas a alguien que te diga:
¡Eres tonta, vales mucho y no tienes por qué conformarte, vive y ríe, sé tú misma y tienes un océano lleno de peces esperando que nades en él!
Por eso hoy os traigo este post, porque volver en ese momento, sólo es refugiarse en el malo conocido, pero hay bueno por conocer. Y tú, sí tú, necesitas saberlo, porque el verdadero amor no entiende de cansancio. Puede entender de discusiones, de distancias pero no de cansancio.
Cuando des un portazo a una relación no busques en tu interior las cosas por las que no debiste dejarlo, busca lo que te hizo tomar esa decisión. Respira y prepárate para seguir tu vida, ahora bien, sin el tren de pasada hacia tu verdadero amor.
AgathaTeLoCuenta