Puede que siempre vaya a contra corriente de la opinión mayoritaria, que suele considerar que hay conocerse bastante, incluso varios años antes de irse a vivir juntos. Para mí esto es un error que nos pasará factura de forma impactante.
¿Qué quiero decir? Bueno, podríamos encadenar otra pregunta, que es… ¿Podemos llegar a conocer a nuestra pareja al 100% antes de haber vivido con ella?
Lo veo difícil, porque vivir juntos implica muchas cosas que antes no habremos tenido ni que decidir ni que discutir. Es, al fin y al cabo en el seno del hogar donde somos nosotros mismos.
Compartir baño (la limpieza y la organización y distribución de espacio); compartir armarios (no entienden porque necesitamos x cosas); compartir la cama, que implica compartir espacio sonoro, ¿qué?, pues que cuando suena la alarma nos despertamos los dos, ¿y si nuestra pareja es de esas que necesitan 200 alarmas antes de terminar por levantarse? ¿y si tenemos diferencias horarias importantes y no conseguimos compatibilizarlas y no molestar al otro?
¿Qué hay de la energía de las personas? Todos sabemos que cuando quedamos con nuestra pareja solemos hacer algo, salir, entrar…pero cuando se vive juntos se entra en el estado de energía natural de la persona, es decir, no siempre tenemos ganas de hacer cosas ni solos ni acompañados entonces de alguna manera nuestra pareja tiene que aceptar como somos en nuestra casa (más vagos, más activos)
Vamos entonces a volver al principio para contestar a la pregunta original ¿vivir juntos pronto es bueno o malo? Desde mi punto de vista es bueno. Evita que cuando ya creamos consolidada una relación entremos a un piso y entonces sea cuando nos demos cuenta que no somos compatibles en un hogar, que no buscamos lo mismo en las tardes; que nuestra forma de comer no es compatible (y cuando salíamos a cenar como era a la carta no lo notábamos), que no soportamos la desorganización del otro…
¿Para qué vamos a esperar? ¿Para tenerle más cariño a esa persona? ¿Dudar entonces de si aguantar o no por una estabilidad? No, eso no es para mí.
Hay que vivirlo todo al límite, sin tanto miedo a apostar por la relación, porque al fin y al cabo va a llegar el momento de avanzar y entonces reprimirse no habrá tenido ningún sentido más que el de retrasar lo inevitable: ver la incompatibilidad de futuro y separar nuestros caminos.
AgathaTeLoCuenta