¡Aprovecha la máscara!

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Hoy vamos a hablar del tema de «la máscara» en varios aspectos donde es utilizada la supresión de la identidad.

¿Para qué se suele utilizar una máscara? El uso más normal es para acompañar una festividad, principalmente, carnaval.

Ahora bien ¿Puedo aprovechar esta ocasión para ser alguien que no soy o hacer algo que no me atrevo a hacer en otras circunstancias? Si. No será la primera vez, como bien vemos en el cine o la literatura, que se aprovecha el estar detrás de una máscara para hacer una declaración de amor o cometer un asesinato.

¿A qué más vamos a llamar máscara? En mi caso, querría resaltar, los nombres de usuario en la era digital. Cada usuario utiliza un nombre que puede o no corresponderse con la realidad y puede o no entrañar una personalidad distinta a la de su vida.

¿A qué más? A la situación  incómoda de ver a alguien comportarse de manera totalmente distinta a lo que es su forma de ser. Solemos ver «máscaras» de este tipo ante circunstancias donde una persona trata de gustar a otra en algún aspecto por cualquier motivo. Aquí se da la comida de coco del siglo ante la evidente persuasión de la persona y tu criterio sobre su comportamiento.

Bueno, enfocando el texto a lo que venía en mi mente, lo cierto es que la utilización de la identidad puede llevar prejuicios sobre tu persona. No será la primera vez que alguien firma sus obras con iniciales porque una editorial le ha indicado que así venderá más ¿Por qué? ¿Por qué somos así?

Está bien poder usar máscaras, yo las utilizo en carnaval. En la vida, no me gustan. En Internet es más normal la utilización pero hay que tener cuidado con personas que lo utilizan para hacer cosas de dudosa legalidad.

Y ahora, vamos a la literatura y a las escenas de máscaras… ¿Utilizar este recurso? El hecho de la intriga que aporta una máscara (quien dice máscara dice cualquier utensilio que esconda la cara) es difícil de introducir por otros medios y además, juega con el hecho de que más personas pueden utilizarlo y despistar al lector.

Personalmente los bailes de disfraces me parece, literariamente, toda una ocasión para que empiece la relación entre los personajes como se utiliza, de hecho, en la novela Falsas apariencias de Noelia Armadillo que consiguió que amara al personaje antes de verle la cara.

También puede ser que, en romances peligrosos sea utilizado a modo de pasamontañas para, casualmente, que tu secuestrador sea muy sexy.

Si te decides a enmascarar a tus personajes aquí van tres consejos:

Que cubra de verdad: Si bien si no se han visto nunca no se van a reconocer es verdaderamente sospechoso que, con una pequeña tira, sin más elementos cambiantes, no se reconozcan hasta cientos de encuentros después.

Que algo en el lenguaje de la fiesta les invite a hablar diferente: Si utilizan expresiones corrientes de la persona no será difícil que por el tono de voz o las frases hechas se reconozcan nada más oírse. Utiliza tu imaginación y que la fiesta sea: Época de la conquista X y es obligatorio utilizar términos próximos a dicha época.

Que se toquen en algún momento levemente: Este último consejo lo digo desde la experiencia de leer romántica, no de otro tipo. Siempre queda bien decir algo así como «sospechaba de su identidad pues nunca olvidaría ese tacto»

¿Algo que añadir al mundo de las máscaras?

¡Nos vemos en el próximo post y gracias por pasarte!

8 comentarios sobre “¡Aprovecha la máscara!

  1. Si la intriga, el mostrar y no contar todo, el dar pistas, en esencial en todo texto para mantener a quien lo lee en vilo, la máscara es una herramienta muy útil para mantener el anonimato de un personaje… aunque no solo en tramas románticas: mírese la Muerte Roja de Poe 😉

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  2. Gracias lo tendré en cuenta pòr si surge la ocasión. Claro que también está la necesidad de tener una doble identidad, o triple, preparada para un personaje que sea espía o que se oculte de un terrible pasado. Por ejemplo. Un beso

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