Relato para el concurso de San Valentín. CONCURSANTE 1:

Relato para el concurso de San Valentín.

CONCURSANTE 1:

Relato: «La prisión de las nubes»

Aldis llevaba diez años observando el mundo desde su cárcel de cristal. Lo único que podía ver eran las nubes bajo sus pies, que se extendían a su alrededor como los campos de algodón que tantos años llevaba sin ver. Estaban lejos, tan remotos en el tiempo y el espacio que habían dejado de parecer reales. La soledad la azotaba día a día como un látigo, rompiéndole el corazón y sumiéndola en un mundo de delirios y fantasía. A veces, imaginaba que había alguien a su lado con quien poder conversar. Soñaba cada noche con huir, con saltar al vacío y aterrizar sobre la tierra con la suavidad de una mariposa. No obstante, aquel era su merecido, después de todo; era el precio que su padre le había hecho pagar por traicionar a toda su familia. Un día, apareció algo distinto en el cielo. Frente al homogéneo manto de vapor blanco y tela azul, había una figura más oscura que se movía de un lado a otro. Era un pájaro de grandes dimensiones que impactó contra el cristal. Aldis temió que la caja se rompiera y se precipitara al vacío, pero no lo hizo, de modo que acudió en ayuda del animal. Abrió la puertecita que había en la pared, lo entró en el interior de la caja para protegerlo del frío, le curó las heridas y rezó por él hasta caer dormida. A la mañana siguiente, recibió una gran sorpresa. La criatura que descansaba en un rincón había cambiado. En lugar de las largas y oscuras plumas, había una piel fina, humana, surcada por cientos de heridas color escarlata. El afilado pico había sido sustituido por unos suaves labios. Abrió los ojos y los clavó en ella. Dedicó unos instantes a observarlo. Su pelo era del color de la más oscura de las noches, y sus ojos un pozo de cenizas. Su juventud podía apreciarse incluso detrás de la máscara de cicatrices que lo cubría. Aldis se presentó y el joven le respondió que su nombre era Nolan. La joven, llena de curiosidad, le preguntó cómo era posible que se hubiera transformado de un día para otro. Nolan le explicó su historia. De niño, se metió sin permiso en el jardín de una bruja para robarle una flor. Sin embargo, la bruja lo pilló con las manos en la masa y le lanzó una horrible maldición a su corazón: cada vez que sintiera algo de verdad, algo auténtico, ya fuera rabia, tristeza, amor o alegría, se transformaría en águila y, hasta que no dejara de sentirlo o cayera la noche, no volvería a ser humano. La única forma de librarse de aquella maldición que pesaba sobre su corazón era consiguiendo uno nuevo. La chica no entendía por qué era tan malo poder convertirse en águila. Al fin y al cabo, si ella hubiera tenido ese poder, habría escapado de aquella prisión de cristal mucho tiempo atrás. Sin embargo, Nolan le dijo que no todo era tan sencillo. Cada vez que se transformaba, todos sus huesos crujían, se alargaban, le atravesaban la carne para convertirse en alas. Las plumas crecían desde el fondo de su piel y la perforaban, la resquebrajan como las raíces en la tierra. Aldis quedó horrorizada y se vio incapaz de pedirle que la ayudara a escapar. Se resignó a ser la prisionera de la cárcel de cristal durante toda la vida, como su padre había ordenado. Con el alma llena de tristeza, le contó a Nolan su historia. Le confesó que a veces la soledad la oprimía con tal fuerza que deseaba que la caja desapareciera con ella dentro. Le dijo que el hecho de no tener compañía era tan abrumador como una masa de aire demasiado caliente. Él, al contrario de lo que Aldis esperaba, se mantuvo impasible. No tardó en comprender que el problema de Nolan era que tenía miedo. Pudo ver el miedo en su cara; miedo a sonreír, miedo a la tristeza, miedo a cualquier cosa. Tan grande era su miedo que su rostro a penas mostraba expresión. Era miedo a la transformación, al dolor. A Aldis le pareció muy irónico. Nolan solo buscaba estar solo y ella no deseaba más que la compañía de alguien. Al escuchar aquellas palabras, Nolan dijo que, a veces, había corrientes de aire de direcciones contrarias que, cuando chocaban, tomaban un destino común. Aldis no comprendió lo que quería decir con aquellas palabras. Sin embargo, su alegría por poder conversar con alguien era tan intensa que no le importó. Apartó aquella frase en un cajón de su mente y siguió averiguando más cosas sobre Nolan. Pasaron los días con la tranquilidad habitual. Observaron las nubes, los amaneceres, vieron la lluvia caer y, de vez en cuando, pudieron observar la tierra que tan lejana estaba bajo sus pies. Aprendieron cosas sobre el otro; el color favorito de Nolan era el azul, pero la joven había llegado a detestarlo. Al chico le gustaba tocar la harmónica, pero hacía años que no lo hacía, porque la pasión que le infundía era tan profunda que siempre acababa transformándose. El mayor miedo de Aldis había sido la muerte, y seguía siéndolo. Nolan apenas sonreía pero, cuando lo hacía, parecía que hubiera un segundo astro en el firmamento. Un atardecer, el cielo se tornó de un color tan intenso que Aldis quiso asomarse para verlo mejor. Salió de la caja y caminó sobre las nubes que la sostenían hasta sentarse en el borde. Dejó los pies colgando y el viento helado la hizo sacudirse en un fuerte temblor. Nolan se unió a ella poco después y ambos observaron el trayecto del sol hasta que desapareció por completo. Hubo un momento en el que sus miradas se cruzaron. El joven la observaba con tal intensidad que Aldis notó que su corazón tenía la fuerza de un huracán. Y, de repente, los ojos oscuros de Nolan se cerraron. Se llevó las manos a las costillas y se hizo un ovillo entre gemidos. Aldis lo apartó del borde para evitar que se cayera. Cuando abrió los ojos de nuevo, eran de color dorado. Unos pequeños bultos asomaron por su piel y la perforaron hasta dejar al descubierto unas plumas marrones que fueron creciendo más y más. Los dedos de Nolan se retorcieron en posiciones imposibles, crujieron y se hicieron más largos. Sus brazos se doblaron sobre la espalda mientras las alas empezaban a tomar forma. El joven gritó mientras las lágrimas le inundaban la cara y sus labios se convertían en un afilado pico. Aparecieron escamas doradas alrededor de sus pies descalzos y sus uñas se conviertieron en zarpas. Al final, los gritos pararon y Nolan se levantó. Extendió las alas y las batió creando un remolino a su alrededor. Su sufrimiento había terminado. Miró a Aldis con sus nuevos ojos y se agachó. Le dijo, con una voz más profunda, que no tuviera miedo. La joven, asustada e indecisa, se subió sobre su lomo y se agarró con fuerza. El águila saltó al abismo, alejándose más y más de la nube que, durante tantos años, había sostenido su cárcel de cristal. Cruzaron todo el cielo, retando al viento en cada instante. La tierra se acercó más y más a ellos hasta que pudieron ver los árboles, los ríos y las flores. Finalmente, el águila aterrizó sobre un claro en un bosque. Aldis lloró durante horas, pues la felicidad que la invadía era demasiado grande. Abrazó la hierba y las flores, abrazó los árboles, se tumbó sobre la tierra. Abrazó a Nolan con fuerza y le dio las gracias. El águila le dijo que la amaba y que habría hecho lo que fuera por ella. Que su corazón sentía algo muy poderoso, tan poderoso que el dolor que pudiera sentir era insignificante. Aldis lo miró durante largo rato. Nolan había pasado por el mayor sufrimiento que existía para liberarla. Ella misma había oído el crujir de sus huesos uno a uno y jamás lograría olvidar su expresión de dolor. Lo amaba, lo amaba como jamás había amado a nadie en el mundo. Se tumbaron junto a unas rocas en el bosque. Cuando la oscuridad se cernió sobre ellos, el cuerpo de Nolan volvió a encogerse en el dolor hasta convertirse en el joven humano que en realidad era. Aldis se tapó los oídos y cerró los ojos, pues no podía soportar verlo sufrir de tan terrible forma. Cuando los ojos de Nolan volvieron a ser negros y sus labios sonrieron, Aldis lo abrazó. Aquella noche, se entregaron el uno al otro bajo las estrellas. El sol salió y, con los primeros rayos, Nolan volvió a transformarse en águila. Apareció la luna y recobró la forma humana. Y Aldis tenía que verlo sufrir una vez tras otra, día tras día, noche tras noche. Se dio cuenta de que, si permitía que Nolan la amara, el dolor acudiría a él cada anochecer y cada mañana. No tardó en saber lo que debía hacer. Una noche, mientras estaba tumbada junto a él, se llevó una mano firme al pecho y, sin dudarlo, tomó su corazón entre los dedos. Era una bola de luz blanca que relucía tanto que tuvo que cerrar los ojos. Nolan se horrorizó y le preguntó qué estaba haciendo. Aldis le dijo que él había sido aquella corriente de suerte que había golpeado su vida, pero que los dos no podían continuar fluyendo en la misma dirección. Nolan intentó pararla, pero Aldis ya había tomado una decisión. Golpeó el pecho de Nolan con la luz. El brillo se introdujo en el cuerpo del joven, que por unos instantes dejó de respirar. Su torso desprendió un gran calor y su nuevo corazón empezó a latir. Y, cuando se acercó a Aldis, la joven yacía sobre la hierba con los ojos cerrados y una gran sonrisa en los labios.

 

 

#Recordad que este CONCURSO está aún ABIERTO:

-Tenéis hasta el 13 de Febrero a las 00:00hrs

-Enviar un relato de temática libre

-Que contenga la palabra «corazón»

-Entre 500 y 2000 palabras

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Relato: «Vivir» (Concurso historias de superación contra el cáncer)

Me levanto y sé que algo dentro de mí ha cambiado,  es casi una intuición dañina e inesperada. Mi cara frente al espejo refleja la misma imagen que el día anterior. Soy joven y feliz, la tez se inunda de eso y exhibe un rostro de alguien radiante y exitosa.

 

Al volver a la cama, de finas ondas de sábanas azules revueltas, veo a mi novio. Sé que será el definitivo. Le revuelto el cabello rubio enmarañado y sus ojos, aún  soñoliento si expresan  deseo.

La desnudez se hace presente y mi primer signo de cambio, también. Un pequeño bulto en el pecho me pilla desprevenida. La alegría de la mañana ha desaparecido pues el aire puntiagudo y agrio de la incertidumbre lo ha hinundado todo.

 

El médico que me atiende tras unas pruebas se rasca de forma nerviosa el cuello y se afloja la camisa. Carraspea varias veces y no puedo evitar saber lo que va a decir.  Lo hace, me diagnóstica cáncer  de mama.

 

Salgo a la calle y el mundo no parece igual. Llamo a mi novio, no contesta. Tampoco lo hace muchos días más tarde. No está dispuesto a lidiar con lo que yo no tengo más remedio.

 

La operación no se hace de esperar y después el duro tratamiento…

 

Me miro al espejo. No soy la misma.  Mi pelo es más sombra que otra cosa. Una gran cicatriz cruza mi pecho izquierdo. Pienso en derrumbarme y, en ese preciso momento, noto mi propio latido.

 

¿No sería demasiado egoísta? Vivir lamentándose por una cicatriz que me ha dado la vida. Vivir triste por un hombre que, sin duda, no lo merecía.

Decido que  eso no es para mí. Lo que sí está  en mis planes es VIVIR. Disfrutar cada momento,  ser agradecida por la oportunidad,  ayudar a quienes no lo pueden superar en su proceso, y explicarle a cada una de las personas que vayan y sean diagnosticadas de cáncer  de mama que…pueden vivir. Que son personas enfermas y que tiene solución. Que el mundo no se acaba para ellas.  El pelo  crece, la fuerza se ejercita, y el amor  es incondicional …

CONCURSO: RELATOS CORTOS

Desde Círculo de fantasía queremos que el día de San Valentín sea bonito para todos. Y, para ello, convocamos este concurso sencillo y apto para todo el mundo.

 

¿Queréis saber primero los premios y luego  las sencillas bases? ¡Allá  vamos!

Premios (TODOS EN DIGITAL):

 

1°PREMIO

+ Antología de relatos

+ Trilogía tierra de Unicornios (Jesús Salas)

+Indomable pero mía (Iris Montes Meseguer)

+Relatos (Miguel Costa)

+Los sombríos (Jordi Villlalobos)

+ Las crónicas de Gabriel (Miquel Ángel Lopezosa)

+Tú has estado aquí antes (Rayco Cruz)

+Relato: La familia Marlo (Desireé Peris)

+Historias y leyendas (Amanecer González)

 

2°PREMIO

+La leyenda del tercer vuelo (Cix Valack)

+Soy Yunque: Las dos lunas (Carlos Ruíz)

+Me enamoré de Cupido (Javier Castillo)

 

 

3° PREMIO

+ 3 Breves relatos (Juanma Hinojal)

+Colmillos y garras (Javier Piña Cruz)

 

 

 

REQUISITOS:

Manda un relato que esté entre las 500 y las 2000 palabras a irisamoraloslibros@gmail.com antes del 13 de Febrero a las 00.00H

TEMÁTICA LIBRE

Que contenga la palabra CORAZÓN en cualquier contexto durante el relato.

 

¿QUIÉN GANA?

Los relatos se irán colgando sin decir el autor para que el jurado (miembros del círculo) pueda ir leyéndolos. El 14 de febrero, el jurado vota y sólo después se dice de quien es cada relato. Nos gusta la imparcialidad.

 

¡ATREVETE A ESCRIBIR QUE HAY Y 3 PREMIOS!

 

 

Relato: Voy a seguir durmiendo…

¡Muy buenas y bienvenido  a mi blog!

«Voy a seguir durmiendo hasta que no haya maldad en la sociedad;

Hasta que no haya gente  muriendo de hambre;

Hasta que los animales estén protegidos como seres vivos que son;

Hasta que los medios no tergiversen la verdad a su conveniencia;

Hasta que no se escondan los sentimientos por miedo al rechazo;

Hasta que no haya prejuicios por ideas anticuadas;

Hasta que las personas aprendan a alegrarse del bien ajeno.

¿Voy a seguir durmiendo toda la vida? ¡No! Mejor, me levanto;

Me dedico a luchar contra la injusticia;

Me dedico a no ser un mero sujeto pasivo de la sociedad;

Me dedico a proteger a los más desfavorecidos;

Me dedico a expresar lo que siento.

¿Y tú? ¿Vas a seguir durmiendo?

 

Relato: El día que me vaya…

Llegará un día, diferente y prometedor, en el que coja mis cosas y no vuelva. Y justo entonces te atreverás a llamarme cruel…

Dirás que jamás te dije palabra alguna u advertencia, que no hubo señales y todo fue repentino e inesperado. La gente, desconocedora de todo hecho pero siempre dispuesta opinar hablará de mi maldad e inconsciencia y también de mis impulsos tan extraños que tal vez era yo la que no te merecía.

Y entonces, esa gente te convencerá de que ha sido lo mejor, pero en el fondo de tu alma, donde ya no opina nadie, te sentirás sólo por todo lo que no apreciaste…

Porque, amor, mientras te quiero te digo que:

El día que me vaya no te responderá nadie con sonrisas a tus caras de sueño…

El día que me vaya no te reirán las bromas absurdas…

El día que me vaya no te ofrecerán calma y paz cuando lo necesites…

El día que me vaya no tendrás quien sin hacer nada, lo haga todo …

Y entonces querrás volver ¿pero sabes qué?

El día que me vaya me daré cuenta de que yo también merezco sonrisas al despertarme, que se rían de mis bromas, que me den paz y no estados de furias y monstruos a amansar. Alguien hará por mi todo sin que parezca hacer nada…

Y entonces te olvidaré, y la situación que tú creaste caerá sobre ti mismo y aprenderás…Y tal vez y solo tal vez podrás escribirle a otra persona un día una carta similar a esta porque habrás aprendido a valorar lo realmente importante.

Relato: cartas a un café

¿Y qué hago yo si al levantarme en la mañana sólo pienso en ti?

Si no desprendieras ese aroma que invita a perderse en tu calidez…

Y si esa misma calidez no mojase mis labios como ávida por la necesidad…

Y de repente haces lúcida mi mañana y empiezo a pensar con claridad, y te veo, consumiéndote tras habérmelo dado todo y aumenta un poco mi ansiedad.

Ninguno es igual al anterior, y todos sois tan necesarios….¡y no sólo en las mañanas! Cuando estoy cansada o hace frío tu apoyo incondicional, lo reconfortarte de escuchar a tu progenitora hervir indicando que estas listo…

No hay mejor momento para mí que el que paso contigo, gracias, café, por darme lo que jamás te devolveré.

Relato: revoloteando…

Noto que por fin es hora de despertarme; después de tanto tiempo esperando; algunos de los míos mueren antes de hacerlo; volamos por orden de llegada, si se da la ocasión…

Tú que estás leyendo de alguna forma que aún no llego a entender mi diario, no sabes que soy.

No depende de nosotros hacer o no lo que nos gusta, volar, depende de algo externo e inevitable; hemos intentado volar forzadamente pero no podemos, saltamos y caemos.

Lo curiosos de esto es que aún cuando tienes el ok para volar sabes que no es para siempre, pero al menos eres feliz un lapso de tiempo.

Es curioso como ellos lo matan todo sin darse cuenta, si supieran que estamos aquí dentro  esperando para volar…

¡Ah! por ahí noto que no sabes que soy aún, así sois vosotros…ingenuos..

Fdo: La mariposa que espera revolotear en tu estómago

Historias de lobos….

¿Qué tendrán los lobos que si fieros son hermosos? ¿Qué tendrás lo hombres que si tercos que son atractivos?

¡La combinación es explosiva! Hay historias de hombres lobos en su mayoría de amor y son muy acogidas por los lectores ¿El por qué?

  • Hablamos de grupos que si bien el número varía, su fidelidad al grupo es lo primero
  • El alfa necesita un toque de humildad; natural a su puesto el respeto de todos lo tiene pero… ¿necesita de alguien que no se someta tan fácil?
  • Una vez que se empareja jamás tendrá ojos para nadie más
  • Las lobas del alrededor del alfa son… muy lobas jajaja

¿Qué buscamos en estas novelas?

En primer lugar, lo que en todas, buena redacción; Lo segundo, un romance épico; Lo tercero, batallas; Y lo cuarto, traiciones.

¿Piensan que necesitan de algo más?

Aquí les dejo el primer capitulo de la novela de autoría propia: Indomable pero mía cuyo tema principal es hombres lobos; Etiqueta: Romance.

Indomable pero mía

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El amor surgió en el blog

Me gustaría que todos los que leyeran esto se pararan un segundo a elegir un blog al que amar… ¿Qué me dices?

Detrás de cada blog, hay mínimo una persona que dedica su tiempo y ganas a escribir para que tú, querido lector, sepas de él o de cómo piensa ¿no es bonito? Digo yo, que alguien quiera ser escuchado y que tú, si tú puedas hacer su sueño realidad.

Me pregunto a veces, supongo que como todos, a dónde nos lleva todo esto y si algunos pesimistas pensarán que a nada, otros, más optimistas, tal vez como yo, pensaran que nos llevan a algo muy bonito….A un mundo de ideas globalizado. Mi opinión, mis cosas de hoy pueden llegar a alguien, que tal vez sea el único, sí, en la india que piense igual que yo, y ya por eso merece la pena.

Si eres blogger, esccritor, poeta, artista, cotidiano, merodeador….seas lo que seas, pienses lo que pienses, puedes ser oído, y yo quiero hacerlo. Así que, a parte de invitaros a valorar a todo el que hace esto, os invito a dejarme en un comentario vuestra página y me pasaré por ella, a valorar lo que hacéis, a escuchar de vuestro arte, vuestra historia…

Minirelato: Ojos verdes

Unos ojo me observan desde la ventana del edificio de enfrente. Para ser exactos está a un piso de altura por encima por lo que debo inclinar ligeramente la cabeza haca arriba. Son verdes, de un intenso verde que penetra en la mirada. Me escondo tontamente en un impulso tras la cortina y me llevo la mano al pecho, mi colgante de cascabel brillante suena y por algún motivo me tranquiliza, es un collar que suele llevarme a situaciones inesperadas.

Al rato, después de retraer mi malestar por una razón que no llego a entender vuelvo a asomarme a la ventana. Respiro tranquila e intranquila al mismo tiempo por no ver aquellos ojos verdes.

Al moverme un poco vuelvo a verlos fijarse de forma penetrante en mí, maldigo que el seductor no tenga la luz de su cuarto encendida e inesperadamente empiezo a imaginarme historias de sexo con un hombre de metro noventa y unos bonitos ojos verdes.

Como una inconsciente salto a la escalera de incendios y los ojos se mueven en la oscuridad siguiéndome.

Algo me invita a ir hacia allí, quiero conocerlo, esos ojos expresan deseo…

Me acerco a la ventana del extraño y me quedo congelada, mi hombre…es un lindo gatito que «desea» mi colgante de cascabel.

Me lo quito y se lo doy; Lo veo feliz, al menos uno de los dos ha encontrado lo que quería.

Le dejo y me vuelvo a mi habitación pensando que…a veces vemos…lo que queremos ver…

Agathatelocuenta (Iris Montes Meseguer)